El mundo de Preparatorios siempre ha sido una gran familia. Durante años
hemos convivido durante largas tardes de nuestros días, durante años
nos hemos amado, nos hemos odiado, nos hemos apoyado, hemos conspirado los
unos contra los otros, después los otros contra los unos, hemos vivido
ilusiones y desilusiones, presenciado matrimonios, divorcios, nuevos matrimonios,
nacimientos felices, enfermedades a veces vencidas y a veces no, nos hemos
sostenido en momentos de tristeza, hemos estudiado, hemos festejado cumpleaños, hecho cientos
de colectas, hemos aplaudidos logros, discutidos injusticias, nos hemos reído
en los recreos largos de las 4 y 10 con millones de chistes, compartimos mil
veces la Eucaristía, en las buenas y las malas, hemos dado y hemos
recibido, y de todas estas experiencias compartidas hemos fortalecido nuestro
espíritu y sobre todo nuestra fe cristiana: en la oración, el
trabajo y la solidaridad, en todos estos años hemos encontrado la paz.
Señores: los profesores de Preparatorios sentimos que éste es
nuestro acto de graduación.
Sentimos que hoy nos graduamos, después de un curso que ha ocupado
gran parte de nuestra vida, por cierto, con un alto índice de repetición
(no nos olvidemos que muchos de nosotros hemos estado un promedio de 10 años
en 5º, algunos 30 años en 6º), con varios cambios de orientación
(nos hemos pasado de Biológico a Humanístico, de Economía
a Medicina, de Medicina a Derecho, etc.), pero un curso que sobre todas las
cosas siempre elegimos continuar, siempre elegimos superar, enriquecer y dignificar
con nuestro trabajo.
Hoy un ciclo se cierra; un mundo concluye. A los 30 años de vida, nuestro
Preparatorios se asoma al futuro de cara a nuevos rumbos, a un nuevo desafío,
con interrogantes y con el miedo natural a lo desconocido. Sin embargo, los
profesores de Preparatorios del Colegio SAGRADA FAMILIA, con toda nuestra
fe depositada en su firme impulsor, el Hno Néstor, sentimos toda la
fuerza y el entusiasmo de conducirnos a un nuevo éxito, porque llevamos
en el corazón un diploma, en el que queda certificado el sentimiento
muy arraigado de haber recorrido el camino señalado, de haber aprendido
con la Sagrada Familia de Nazareth, de haber dignificado los valores más
altos de la vida humana, y sobre todo, de haber honrado el soplo de inspiración
con que nuestro fundador, el Hno. Victorino hizo en 1971, un voto de Cultura.
Gracias.