“Al que pide se le dará, al que llama se le abrirá, el que busca encuentra...” (Mt. 7, 7 y 8).
El año de la fe que estamos celebrando puede ser una buena ocasión para “recomenzar a creer”, para meditar una vuelta a la fe pero desde otra perspectiva. Recomenzar a creer es sobre todo decisión y disponibilidad para hacer una lectura de cómo uno ha vivido la fe, esa dimensión y habilidad de la vida que nos permite abrir horizontes nuevos y sobre todo hacer el ejercicio fundamental de todo ser humano que es: “decidir confiar en otra persona”. Recomenzar a creer es comprender los motivos por los que uno dejó de creer y confiar pero sobre todo encontrar las razones para volver a CREER.
Los que retoman el camino de la fe perdida desean realizar una reconstrucción basada en la experiencia y sabiduría que dan los abandonos, los rechazos, los descubrimientos y los nuevos emprendimientos. Los “recomenzantes” nos hacen recordar a todos que somos “nómades, itinerantes, peregrinos” en busca de una patria y un descanso que si es eterno mejor. Somos buscadores de sentido para la vida.
Los que recomienzan retoman el camino de la fe con otra libertad y ritmo y por eso mismo nos están indicando, también, la fuerza humanizadora de la fe y de la fe cristiana, al mismo tiempo que nos muestran cómo esa fe adquiere otros modos de vivirla y proclamarla.
Diría que, por ejemplo, la Iglesia, ante los que retoman el camino de la fe y vuelven a empezar tiene que aprender de la humildad de estas personas, del camino recorrido y del “por qué” del abandono de la misma y ofrecer:
Misioneros de Dios, de su propuesta, del Evangelio como buena noticia para los hombres somos todos. Los cristianos aportamos la persona de Jesús, su vida, su historia entre nosotros, su entrega para recuperar la dignidad humana y su triunfo sobre la muerte ofreciéndonos una vida para siempre porque Él ya la consiguió para todos. Este mensaje y esta propuesta es una responsabilidad muy grande para nosotros que sabemos que mejora la vida y la hace más esperanzadora y no podemos dejar de proclamarla y anunciarla con el respeto que merece cada persona.
Hno. Aurelio Arreba
Director
