Otra vez juntos...
(En Familia Nº 31, abril 2007
)
El amor comprometido prepara la resurrección
Nazaret es presencia humanizadora porque Jesús, María y José
se comprometen con la vida humana. José en medio de angustias y temores
por el amor que le tiene a su esposa no duda en aceptarla y asumir el fruto de
sus entrañas, aunque no sea suya la criatura.
La historia que viven los hombres y mujeres es el camino que conduce a Dios porque
este es el camino que eligió Dios cuando se hizo hombre. El hogar que Dios
se escogió ha sido la historia de los hombres y su emoción el verlos
vivir y crecer plenamente. Humanizar es interpretar, esclarecer, explicar y sobre
todo comprometerse con la vida humana.
La vida humana es el texto eterno, la aurora naciendo siempre al borde del camino
incluso en lo más oscuro de la noche porque la vida ha sido engendrada
por amor y eso es garantía de resurrección. Sin un amor comprometido
con la persona que tengo al lado es imposible entender la resurrección.
El que se compromete con la experiencia del amor se hace vulnerable y aprende
a confiar en la otra persona y aquí comienza el camino de la fe y la posible
transformación. La persona que ama a alguien sabe lo que es esperar, confiar,
dejarse llevar, perder, morir, renunciar y permanecer. El amor bajó al
mundo para que todos mantengamos la esperanza. Si somos capaces de mantener el
amor comprometido en el mundo estamos asegurando la vida eterna y permanente.
La aurora siempre está, solamente hay que esperar que aparezca. En el momento
de mayor oscuridad siempre se está gestando la luz porque la luz y el amor
nos han sido regalados, están en la vida. El amanecer, la luz y el amor
se esperan y se experimentan pero nunca se imponen ni se decretan. El amor no
puedo ni crearlo, ni forzarlo porque es un don. Solamente me toca esperarlo y
que me lo regalen. Cuando llega empiezo a entender algo de lo que significa querer
vivir para siempre, durar, permanecer, RESUCITAR.
La historia de ese amor entrañable y eterno, de la compasión humana
nunca imaginada, empieza a vivirse en Nazaret. Por eso decimos que Nazaret es
presencia humanizadora, porque el amor que ahí se hizo humano es eterno,
fiel y divino.
En Nazaret el amor incondicional y comprometido de María y José
para con Jesús preparan el camino de la resurrección. Gracias al
amor de María y José, Jesús descubre que se puede abandonar
en los brazos de su Padre Dios y seguir viviendo a pesar del dolor y de la muerte.
FELICES PASCUAS es sentirse agradecido y emocionado porque el amor de Jesús
y de muchos otros hacen posible que yo permanezca. Si todavía soy es gracias
al amor de los otros. No lo olvidemos, la Pascua me está recordando que
soy, vivo y permanezco gracias al amor, a la entrega y a la muerte de otros que
se gastaron por mí.
Hno. Aurelio Arreba
Director