Evocando al Prócer
(En Familia Nº 24, junio 2005
)
El 19 de junio, a pesar del domingo invernal, nuestra comunidad educativa rindió
homenaje al Prócer de la Patria, Don José Gervasio Artigas. Los
alumnos de 1º de Liceo y 1er. Año escolar fueran protagonistas cívicos
del acto, jurando y prometiendo fidelidad a la bandera respectivamente. Esa
bandera que simboliza la nacionalidad oriental como unidad de origen, historia
y destino común. Evocar a Artigas y el éxodo del pueblo oriental
que él protagonizara, es evocar la simiente de nuestra identidad como
colectividad social y país. Representa quizá la primera y más
vigorosa manifestación de la nacionalidad en ciernes. Artigas resuelve
retirarse al litoral norte con sus tropas ante la invasión del ejército
portugués. Todo un pueblo le responde sí y lo acompaña
sin calcular sacrificios ni penurias. Todos quieren seguirlo. Artigas no puede
asegurarles protección a todos. Pero a nadie rechaza si eligen hacerlo
libremente. El acontecimiento no tiene parangón en la historia de nuestros
pueblos. Al retirarse se inutiliza lo poco que queda y se lleva por delante
caballadas y ganados. Mujeres y niños, adultos y ancianos mezclados con
las huestes artiguistas conforman un espectáculo singular. Llevan lo
imprescindible. Unos van en carretas, otros a caballo o de a pie, alternando
seguramente con los anteriores. La inmensa caravana se estira sobre las cuchillas
de nuestros despoblados campos alcanzando varias leguas de distancia. No hay
puestos de abastecimiento que puedan proveerlos de alimentos, ropa, abrigos
o medicina; no hay herramientas para reparar las seguras roturas de ejes, ruedas
o varales en los toscos caminos o improvisados vados de los arroyos. Todo debe
resolverse precariamente y en base a códigos no escritos de solidaridad
humana.
Llegados a la altura del Ayui, cruzan el río Uruguay. Muchos se niegan
a hacerlo si no lo hace primero el general, como le llamaban, que lo hará
de último. Un año permanecen en la otra margen del río
guareciéndose en sus montes o en el millar de carretas –según
el censo ordenado por Artigas - o en algún precario ranchito de terrón
y paja. Pasan allí el otoño y crudo invierno de 1812. Liberado
el territorio de la presencia de los invasores comienza el ansiado regreso.
Se ha consumado el primer gran signo que dará nacimiento al Uruguay del
futuro. Lo vivido, con reminiscencias del Éxodo bíblico, servirá
para consolidar el liderazgo de Artigas como “precursor” de la nacionalidad
oriental. Cuatro años después alcanzará su apogeo y poco
después, derrotado en las armas pero no en sus ideales, se internará
en el Paraguay para terminar sus días viviendo sobria y pobremente. Su
memoria, como esos ríos que corren en lechos de arena y desaparecen para
emerger nuevamente más adelante, permaneció en silencio, cuando
no denigrada, por décadas. En el último cuarto del siglo XIX se
comienza a reivindicarla lentamente hasta erigirse en figura simbólica
de nuestra identidad nacional. Nuestro querido HD, a través de sus famosos
textos de historia patria, contribuyó no poco, desde 1901, al reconocimiento
del Prócer de la patria a quien en febrero de 1923 se le inauguraría
el gran monumento de la Plaza Independencia.
Hno. Néstor Achigar
Director