Supaya mereka menjadi satu, agar dunia percaya

Celebramos por la tarde la profesión religiosa de doce nuevos Hermanos, nueve indonesios y tres timorenses, la tercera desde nuestra llegada a Indonesia. Un grupo de niños y niñas de familias vecinas, vestidos con sus trajes tradicionales y danzando al son de tambores, abre la procesión de entrada. Tras ellos caminan los futuros profesos, acompañados por sus padres. Les siguen el Hno. Aurelio Arreba y el Superior local, los diez sacerdotes concelebrantes y el Vicario General de la diócesis, P. Edwaldus Martinus Sedu, que preside la Eucaristía. Recibe los votos religiosos el Hno. Aurelio como delegado del Superior General para la celebración. El coro está formado por vecinos pertenecientes a los lingkungan de Nitakloang A 2 y Santo Agustinus. En el presbiterio y en el escenario exterior se ha escrito el lema escogido para la celebración: “Supaya mereka menjadi satu, agar dunia percaya·” (Que todos sean uno para que el mundo crea) (Yoh 17:21).

Finalizada la Eucaristía, se pronuncian en la misma capilla los discursos habituales en estas celebraciones, que en esta ocasión corren a cargo del Vicario General de la diócesis, el Hno. Aurelio Arreba, el párroco de Nita, el Superior local, un representante de las familias y uno de los nuevos profesos. Continúa la celebración en el exterior con un programa de actuaciones a cargo de algunos de nuestros formandos y de diferentes grupos de niños de la catequesis dominical. Se comparte al mismo tiempo la cena, preparada para unos quinientos comensales. La fiesta termina, como es habitual en este tipo de celebraciones, con una serie de danzas tradicionales de estas islas, en las que participan la mayor parte de los asistentes.

Una gracia que alegra y reconfrota

Sin duda ha sido un momento de gracia personal y para todo el Instituto, lo que vivimos el día 9 de junio, con la profesión religiosa de doce nuevos Hermanos: nueve indonesios y tres timorenses. El novicio filipino vuelve estos día para hacer la profesión en su país. Experiencia de gracia y esperanza que Dios nos regala. Celebración marcada por la una liturgia impecable, yo diría elocuente y plena, por los cantos del coro, la decoración, los bailes típicos a la entrada y en el ofertorio, el recogimiento y sentido profundo de fe. ¡Qué bien que nos hace poder revivir este amor por la animación litúrgica, al canto, la decoración de los altares, la cercanía con la parroquia y el pueblo integrado a la fiesta! Impresiona la adhesión de todo el pueblo a esta celebración. Gente comprometida en todos los aspectos: liturgia, cantos, preparación de la comida, la ambientación, etc. Se vive y se percibe el espíritu de cuerpo y de familia, la adhesión al carisma y a la comunidad.

Y la culminación de todo esto es, sin duda, la presencia de estos 12 nuevos Hermanos compenetrados, emocionados y viviendo en profundidad el momento. Su serenidad y sentimiento le daban un toque a la ceremonia. Un signo gratificante y delicado fue la presencia de los padres al lado de cada uno de los Hermanos.

Damos gracias a Dios por estos jóvenes que se animan a decir al mudo que Dios es la felicidad de los hombres y está en medio de nosotros para acompañarnos.

El Hno. Gabriel está feliz por estos 12 nuevos Hnos. y nos dice gracias.