El jueves 24 de abril sobre el mediodía, el Hno. Rogelio sintió un fuerte dolor en la pierna izquierda. Llaman a la emergencia. Después de los primeros análisis lo llevan rápidamente a la clínica. Una tomografía revela la gravedad del problema: se trata de una embolia, consecuencia de un deterioro progresivo de una de las arterias que había entrado en un proceso de necrosamiento interno. Se prevé una urgente intervención quirúrgica inmediata a las 15 hs. Pero por el delicado riesgo de la misma se resuelve trasladarlo a otro centro asistencial más completo. A las 19 hs ingresa al quirófano.

La operación será larga. Se le realizan varios “bypass”. Aparentemente iba respondiendo pero cuando finalmente se intenta pasarlo del pulmotor a su corazón, este ya no funciona. Son las 2,00 de la mañana. Instantes después se conoce la penosa novedad. Sorpresa y consternación en familiares, hermanos y amigos más cercanos. Increíblemente quien hasta unas horas parecía gozar de una buena salud ha ido a celebrar su cumpleaños junto al Padre en esta especial semana cristiana de Pascua. Al día siguiente hubiera cumplido 77 años de edad.

El Hno. Rogelio Aquiles Teófilo Dewaele Decoene, había nacido en Montevideo el 26 de abril de 1937. Hijo de emigrantes belgas, que venían como técnicos para trabajar en las fábricas de tejido, formaba parte de una numerosa familia integrada por tres hermanos y tres hermanas. Concurrió al Colegio Sagrada Familia de la entonces calle Agraciada 1960, en la Aguada. (Montevideo). Ingresó al prejuniorato de S. José en 1948, pasó luego al aspirantado del Escuti en Córdoba volviendo al Uruguay para hacer su noviciado en Progreso durante los años 1954-55. Hizo su primera profesión religiosa el 30 de octubre de ese año.

Al año siguiente ya fue enviado como maestro a San José de Mayo pasando luego a la Inmaculada (Córdoba), Institución Escuti (donde obtuvo el título de maestro), Minas y Aguada. En 1962 comienza el profesorado en matemáticas, física y química, en Buenos Aires, mientras se desempeña como maestro. Vuelve a S. José de Mayo ya como profesor en 1966. Dos años después es nombrado maestro de aspirantes. Es Director de Liceo en 1970 y al año siguiente va a estudiar a Roma por un período de cuatro años.

Allí inicia una carrera novedosa para el tiempo y que aparentemente poco tenía que ver con su profesorado de ciencias exactas pero sí mucho que ver con su ser religioso y su misión: cursa Sicología en la Pontificia Universidad Salesiana.

Obtenido el título, regresa a Montevideo. Entre 1975 y 1980 es Director de Bachillerato en el Colegio Sagrada Familia de Aguada. Colabora activamente con la creación de la Escuela de Sicología que más tarde habría de derivar en la Facultad de Sicología de la hoy Universidad Católica del Uruguay. Permanece por diez años como profesor de Orientación Vocacional en la primera y luego quince años más en la Católica.

Promueve además en el Colegio la creación del entonces “Gabinete de Sicología” toda una novedad para la época con el concurso de algún joven hermano estudiante sicología y otras chicas estudiantes, allegadas por sus familias al Colegio. Realiza cientos de orientaciones vocacionales para adolescentes tanto en el Colegio como en otros centros católicos. En 1981 goza de un año sabático de renovación espiritual con cursos en el Escorial (España). Al regresar, su nuevo destino es la Comunidad Taborin de la calle San Martín y luego Sayago, comunidad dedicada a la animación juvenil y vocacional.

En 1984 comienza su presencia en el Colegio San Juan Bautista de la calle Cavia 2830 en Pocitos. Allí además de ocuparse de la orientación vocacional y la formación cristiana se desempeña como Director General por varios años. Durante este período fue Director Nacional de AUDEC, organismo que nuclea las instituciones educativas católicas en Uruguay.

En 1993 y 94 está en San José. De allí pasa nuevamente al Colegio de Aguada en 1995-1998 como director del Bachillerato. En 1998-2000 va al pequeño Liceo Guadalupe de Canelones. Al retirarse la comunidad de Canelones, integra la casa de formación de Piedras Blancas hasta el 2004. Vuelve una vez más a San José de Mayo donde se desempeña como el último director general Hermano, hasta el año 2010 inclusive. Continúa en la Comunidad y participante del Consejo de Dirección pero ya como Superior de la Comunidad. Mantiene activa participación en la catequesis y pastoral juvenil. En el comienzo de un nuevo trienio, en el año 2014 su destino es la Comunidad de Hermanos mayores de Aguada.

Los numerosos cambios de comunidad del Hno. Rogelio hablan de su permanente disponibilidad como religioso, para ir al lugar donde se hacía más conveniente su presencia a juicio de los superiores. Dotado de un carácter alegre y jovial llevaba permanente buen espíritu allí donde se hacía presente. Gustaba de estar entre jóvenes y niños, la vida al aire libre y gusto por la mecánica. Muchos lo recuerdan como el hermano de la “Vespa” o de la “Kawasaki”.

Abierto, franco, cordial, “se acercaba a todos con su termo bajo el brazo a compartir el mate y la charla”, dice uno de los testimonios en las redes sociales. Otros destacan su amor por el Hno. Gabriel, por la provincia y la Congregación; su entusiasmo por el anuncio del Reino, su pasión por el trabajo en las escuelas y con los jóvenes acompañándolos no solo desde los espacios de formación cristiana sino en salidas, campamentos y convivencias.

Su presencia marcó, siempre desde esa cercanía cordial, orientadora, amigable y con visión de fe a muchos jóvenes y adultos. Alguien, desde Córdoba, anota que “fue uno de los regalos que nos trajo la union de las provincias”.

Nos quedamos con el testimonio de una vida consagrada y entregada hasta el final con alegría, como Hermano, a la misión eclesial de la Congregación entre los jóvenes y sus familias. Una vida con sentido, para sí y los demás; que tiene sentido y que da sentido a otros desde la experiencia del Resucitado y el sueño de Gabriel, adaptado a nuestros tiempos, a nuestros adolescentes y al mundo adulto de hoy.

Que la Pascua del Hno. Rogelio sea semilla de nuevas vocaciones consagradas y laicales en la Familia Sa.Fa..

El escuchó la voz del Padre que le ha dicho “Ven bendito de mi Padre a gozar del Reino preparado para ti desde la fundación del mundo”. (Mt. 25,34). Nosotros asumiendo sus inescrutables designios respondemos: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que nos está reservada en el cielo” . Que descanse en paz!

Hno Néstor Achigar