Todos los años tratamos de resaltar alguno de los aspectos del misterio de Nazaret, para profundizarlo y vivirlo como comunidad. Este año queremos detenernos especialmente en la manera cómo Jesús, María y José miraban la realidad.
En este sentido, mirar desde Nazaret supondrá:
En definitiva, buscaremos que este año Nazaret nos ayude a mirar nuestra realidad, trabajo, hijos, familia, afectos,..., como lo hacía la Sagrada Familia; descubriendo y viviendo así, el sueño que Dios tiene para todos.
Este año lo elegimos como lema, intentando tenerlo presente en todas nuestras actividades, tanto con los alumnos como con las familias y entre nosotros.
Como comunidad que tiene el carisma nazareno, contemplamos la humilde casa de José, María y Jesús, para que ellos iluminen nuestra vida diaria y así ir transformándola de a poco en otro Nazaret. Más que nunca, hoy necesitamos tener un ejemplo de familia como marco de referencia que nos ayude a fortificar las características que le son propias y que le dan todo su significado. Por eso, Nazaret es nuestro horizonte.
Hoy, se destaca la calidad y, a veces, nos olvidamos de estar y acompañar. Creemos que la presencia, en toda realidad humana, es lo que hace que sea humana, sólo con la presencia del otro me siento otro y reconozco que soy yo; a veces, nos olvidamos de “estar” y cuando nos damos cuenta ya se nos pasaron cosas que queríamos mantener.
María fue capaz de asumir en su vida el proyecto que Otro tenía para ella. José, aunque no entendía, asumió ese Proyecto porque intuyó que había mucho más de lo que simplemente veía. Los dos aprendieron a ver más allá de lo que el horizonte deja ver y descubrieron que es posible ver y soñar un mundo nuevo. Ser humanizador es tener incorporado en el corazón y en las entrañas lo humano. No se nace ser humano, nos hacemos por la cercanía con los otros y por ver más allá de lo que la vista nos muestra. Lo que la vista nos deja ver son sólo limitaciones; aprendamos a ver de otra forma y seremos capaces de ver lo que realmente somos y son los otros; nos sentiremos felices de ver lo que es y descubriremos el respirar oculto de las cosas; es allí donde Dios sigue soñando lo que soñó al principio esperando que al final se diera.
Este año queremos vivir, especialmente, la dimensión de encuentro que nos regala la Familia de Nazaret y plantearnos el proyecto de nuestro colegio como un lugar donde se encarne hoy el encuentro de todos los que lo integramos .
Desde nuestras diversidades y particularidades, desde nuestras diferencias de edad, cultura, desde nuestros sueños y proyectos particulares deseamos en el 2006 trabajar juntos para que bajo el techo de Nazaret podamos descubrir un lugar de encuentro familiar, sereno y comprometido. Nazaret; quizá para muchos es simplemente un pueblo de Oriente, donde Jesús vivió y creció. Pero para quienes hemos tenido la gracia de entrar en la intimidad de ese hogar, más que un sitio es el lugar del encuentro.
El Hogar de Nazaret, lugar cotidiano de encuentro de Jesús, María y José, en torno al trabajo, la mesa y el diálogo, fue también lugar de encuentro entre Dios y el Hombre y es para nosotros, hoy, una posibilidad viva de encuentro entre nosotros y con Dios.
“Nazaret nos convoca y espera” queremos sea el lema que nos impulse a vivir el año 2005 en
el Colegio.
El hogar de Nazaret nos convoca, nos invita a reunirnos en torno a la mesa para compartir nuestras vidas,
nuestros sueños, nuestros proyectos.
El taller de Nazaret nos convoca al trabajo, al esfuerzo cotidiano para
realizar de la mejor manera posible la labor que el Señor nos ha encargado. Jesús nos convoca a vivir
anunciando su mensaje de esperanza. Nos sentimos invitados a compartir valores como la amistad, el respeto, el
espíritu de familia a la manera que la familia de Nazaret los vivió.
Nazaret nos espera, como nos
espera siempre el hogar, el refugio cálido y tranquilo donde sentirnos en casa, unidos entorno a la mesa y a las
personas queridas.
Que Jesús, María y José nos ayuden a ser fieles a responder a la
convocatoria, anhelando siempre la espera.