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Mensaje del Hno. Superior General para el mes del Hno. Gabriel Taborin

Roma, 01 - 11 - 2012
“Quienes conocieron al Hermano Gabriel afirmaron unánimemente que la fe era su virtud característica, la que guiaba su conducta, alentaba su vida e iluminaba sus acciones”. (Sumarium de la Positio, II, intr., 37)

Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la familia Safa:

He querido encabezar este saludo en la celebración del ciento cuarenta y ocho aniversario de la muerte del Venerable Hermano Gabriel Taborin subrayando un testimonio de las personas que conocieron a nuestro Fundador alusivo a su vida de fe. Me parece oportuna esta cita al considerar las iniciativas eclesiales del momento: El Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. La urgencia del primer anuncio o de la nueva evangelización reclama nuestra atención y pide que hagamos una revisión cualificada tanto de nuestra manera de vivir la fe como de la renovación de nuestros métodos pastorales para trasmitirla.

Estimulados por la reflexión propuesta por la Iglesia, el testimonio del Fundador nos ayuda a renovar nuestro compromiso evangelizador. Pues sin ninguna duda, podemos afirmar que la evangelización estaba en el corazón del Hermano Gabriel y debe seguir estando en el corazón de nuestra misión como hombres y mujeres de la Familia Sa-Fa.

En efecto, hoy nos enfrentamos a los mismos retos que nuestro Fundador y como a él nos surgen estas preguntas: ¿Cómo podemos anunciar el evangelio en una sociedad que es indiferente e incluso hostil a la religión? ¿Cómo renovar el deseo de buscar a Dios en una cultura que ya no tiene necesidad de lo divino? ¿Cómo formamos hoy hombres y mujeres comprometidos en la vivencia y anuncio de la fe?

En este momento particular de nuestro Instituto, con ocasión de la fiesta de nuestro Venerable Fundador, alentados por las preocupaciones actuales de la Iglesia, considero fundamental sugerir que todos sepamos redescubrir la centralidad de la misión como fuente de nuestra identidad y nuestra acción. El tema de la nueva evangelización nos pone frente a la constante novedad de la misión que consiste en anunciar a Cristo al mundo. Esta actualidad y novedad de la misión es la persona de Jesús. Él es y será siempre la Buena Noticia para toda persona que abra su corazón a la experiencia de la fe.

Una experiencia de anuncio que en la vida del Hermano Gabriel se caracterizaba, entre otros, por los siguientes rasgos:

  • Una profunda experiencia de fe que favoreció en él una contemplación y visión de la realidad que dinamizaron toda su vida.
  • Una gran sensibilidad y apertura frente a las necesidades de los demás tanto humanas como religiosas.
  • La valoración de la Comunidad como el lugar donde la fe se vive, crece y se comparte.
  • El dinamismo por anunciar a Jesucristo, darlo a conocer y hacerlo crecer en cada hombre y mujer.
  • La dedicación al servicio de la Iglesia como familia y pueblo de Dios creando relaciones de comunión.

En esta visión que caracterizó la vida de nuestro Fundador me quiero detener para señalar la importancia del aspecto comunitario en la trasmisión de la fe. La misión Sa-Fa se realiza ante todo creando espacios de familia en donde la vivencia cristiana no solo resulta posible sino incluso atractiva para creyentes y no creyentes. En efecto, para construir una comunidad cristiana, no hay que pedir que los cristianos estén ya evangelizados sino que estén abiertos a un proceso de evangelización y de conversión. Por eso la familia, la Comunidad, la Fraternidad o el grupo son los lugares por excelencia de evangelización.

Lo comunitario es un elemento esencial de nuestro método pastoral porque es el testimonio de la comunidad y no el individual el que alienta, convoca, compromete y envía. Es en la comunidad donde cada creyente es iniciado en la fe, en la oración, en la revisión de vida y en el compromiso. Y es también en la mutua interdependencia comunitaria donde se asumen los propios límites, se suscitan carismas y vocaciones y se forjan relaciones y proyectos.

Así pues, la Familia Sa-Fa evangeliza creando familias, Comunidades, Casas de Formación, Fraternidades y grupos de fe aunque sea de una fe muy incipiente. Nuestro camino y método parte del hombre concreto para llevarlo a Cristo. Es un camino de interiorización y de presencia que implica acercarse y caminar con los hombres y mujeres de nuestro tiempo (inculturación, encarnación), celebrar la Palabra y compartir la mesa (oración, sacramentos) y dejar libertad (compromisos, vocación); conscientes de que el lenguaje racionalista y moralista no sirve para transmitir la belleza de la fe. En definitiva, es el camino de Emaús.

Un camino de conocimiento vivencial de Jesús que mira atentamente los hechos reales de la vida diaria y los interpreta a la luz de la Palabra. Un camino que en nuestra tarea de evangelizadores nos invita a pensar como Él, a amar como Él y a actuar como Él. Jesús pues, no hizo una revolución externa sino interior que llevaba a los hombres a cambiar sus vidas y a cambiar su entorno.

Nuestro carisma Sa-Fa proporciona una respuesta inspirada y práctica a la llamada de una nueva evangelización. Debemos aceptar el don de nuestro carisma y ofrecerlo con generosidad y valentía por el bien de nuestra Iglesia y de nuestro mundo.

Que la figura de nuestro Fundador nos ayude a vigorizar nuestra fe y a tomar conciencia de que también hoy la humanidad necesita de la proclamación del Evangelio, una necesidad urgente. Feliz fiesta para todos.

H. Juan Andrés Martos Moro SG