El 19 de Abril de 1825 un grupo de hombres parte en dos lanchones por el río Uruguay, desde las tierras que hoy pertenecen al Estado Argentino, desembarcando en la costa de Soriano, en la playa de la “Agraciada”. Su lema era “libertad o muerte” y la bandera que portaban tenía los colores artiguistas.
De esta forma, comienza un nuevo ciclo revolucionario.
Estos hombres instalaron un gobierno en la Florida y, en los años siguientes, se produjo una guerra entre el Imperio de Brasil y las Provincias Unidas que culminó con la creación del Estado Uruguayo.
Si pensamos en el motivo o el objetivo de la cruzada, no caben dudas: liberar a la Provincia Oriental del dominio brasileño. De hecho, una vez consumada la victoria, se establece el gobierno de la Florida, cuya labor más importante será “constituir la honorable sala de representantes” que llevará adelante la Declaración de la Independencia, la Ley de Unión y la Ley del Pabellón.
Es en este contexto en que los historiadores debaten si el desembarco de los Treinta y Tres Orientales tenía como objetivo la independencia absoluta de la Provincia Oriental, y por ende constituye un hito fundamental en la construcción del país como una unidad independiente, o si el hecho significó -como plantea Leonardo Borges- el inicio de una serie de hechos que sí llevaron a la independencia, pero que no era el objetivo de estos valientes, sino que pretendían “que la hermana provincia perdida, la Oriental, vuelva a ser de parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata”.
La Provincia Oriental había sido invadida por los portugueses en 1816 y, al ser incorporada a Portugal, había pasado a denominarse Provincia Cisplatina.
En septiembre de 1822, Brasil declaró su independencia y quiso que la Cisplatina quedara bajo su dominio.
Desde Buenos Aires y otros lugares de la actual Argentina, un grupo de orientales que había tenido que huir de su patria al oponerse a las intenciones del Imperio de Brasil, y liderado por Juan Antonio Lavalleja, planeaban darle fin al dominio brasileño.
La victoria en la batalla de Ayacucho, librada en 1824 y que terminaba con el poderío español en esta región de América, llenó de entusiasmo y ánimo a estos patriotas. Comenzaron entonces a organizarse para reunir dinero y armas a efectos de lograr sus objetivos.
La acción finalmente se llevó a cabo en la madrugada del 19 de abril de 1825, cuando desembarcaron en la playa conocida como "la Agraciada".
No era un grupo muy numeroso, aunque seguramente eran más de 33. La lista de los que desembarcaron en Soriano incluye a 21 orientales, 3 argentinos, 4 paraguayos, 2 africanos y 10 hombres de los que no se conoce fecha ni lugar de nacimiento. Era un grupo muy variado, había desde jóvenes de 15 años a señores de más de 60; en promedio andaban por los 30 años. Los lideraba Juan Antonio Lavalleja -acompañado por su hermano- y por Manuel Oribe. La mayoría de ellos habían participado también de las luchas artiguistas.
Se adhiera a una interpretación histórica o a la otra, el hecho merece ser destacado por la importancia histórica que tiene en la constitución de nuestra comunidad nacional y en los rasgos identitarios que marca el propio acontecimiento.
Prof. Alekos Mara
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